La Ciudad

De Mar del Plata al Garrahan: familias defienden el hospital que cuida a sus hijos

Madres y padres se organizaron en el colectivo "Soy Garrahan”. Acompañan el reclamo de los trabajadores. Luciana, mamá de una niña con una enfermedad muy poco frecuente, contó cómo atenderse en el hospital les cambió la vida. Impulsan una acción a través de las redes para el 31 de julio.

Mientras escala el conflicto que atraviesan los trabajadores del Hospital Garrahan, se hace cada vez más visible el apoyo que reciben de familias de todo el país. En Mar del Plata, madres y padres de niñas y niños que se atienden en este centro médico pediátrico, decidieron sumarse a “Soy Garrahan”, un colectivo de familias de pacientes y expacientes que busca alzar la voz y visibilizar la importancia de este hospital único en Argentina.

Las protestas en torno a la situación del Garrahan tienen epicentro en la ciudad de Buenos Aires. Pero a lo lejos, muchas familias se ven afectadas y sensibilizadas por lo que allí sucede, sobre todo aquellas cuya atención médica depende de este nosocomio modelo o bien recibieron atención en el pasado.

Una de esas voces es la de Luciana Corasaniti, mamá de una nena de casi cinco años con una enfermedad rara que desde hace poco más de un año se atiende en el Garrahan. Vive en Mar del Plata junto a su hija y su esposo, Gustavo, y conoce en carne propia la diferencia que puede hacer ese hospital en la vida de una familia.

“Mi hija tuvo a lo largo de sus primeros tres años y medio de vida un montón de síntomas  desperdigados que parecían no tener nada que ver entre sí: aftas en la boca, fiebre, dolor abdominal, otitis supurativa… Esto le provocaba una calidad de vida espantosa; vivía con dolor, con malestar, no tenía continuidad en el jardín ni vida social”, resumió Luciana en diálogo con LA CAPITAL.

Todo parecía aislado, pero detrás de eso había una enfermedad autoinflamatoria rara que recién pudieron diagnosticar tiempo después en el Garrahan.

Antes de llegar a ese hospital, aún en Mar del Plata, una dermatóloga casualmente formada en el propio Garrahan fue la primera en advertir que los síntomas podían estar relacionados. “Fue ella quien nos dijo: ‘Por favor, vayan al Garrahan’. Llegamos por primera vez en julio del año pasado y ahí empezó nuestro recorrido. En pocos días, sin internación, la vieron más de diez especialistas”, relató.

“En una semana la vieron pediatras, dermatólogas, oftalmólogas, le sacaron sangre, le hicieron ecografías, vi a una endocrinóloga, una hematóloga… es impresionante la calidad humana de absolutamente todo el personal, cómo te asesoran, cómo te ayudan, los de seguridad, los administrativos, los auxiliares, los médicos, residentes, jefes, médicos de planta… todos tienen la mejor predisposición”, dijo.

Luciana y Gustavo, junto a su hija en el Garrahan. Ella misma tomó la foto y, sin querer, cubrió con su dedito la parte superior derecha del lente.

También, esta mamá marplatense remarcó que “al Garrahan puede ir cualquiera que tenga un problema que sea de mediana y alta complejidad, no necesitas derivación; te presentás muy temprano, sacas un número, te atiende médico orientador y te deriva a la especialidad correspondiente”.

El Garrahan es el único hospital pediátrico que depende directamente del Estado nacional. Hoy vive un conflicto sin precedentes. Sus trabajadores cobran un 40% menos que sus colegas en otras instituciones. Esa diferencia salarial provocó en los últimos meses, como es de público conocimiento, una pérdida sostenida de profesionales, mientras las familias sienten que peligra la continuidad de un modelo de atención único.

La mamá destacó que el Garrahan “no es solo un hospital”, sino un espacio “de contención, de escucha, de humanidad”. Y eso, señaló, tiene un valor incalculable cuando alguien llega con su hijo o hija a cuestas, con miedo, sin saber qué le pasa, qué tiene, por qué sufre.

Su hija finalmente recibió un diagnóstico. “Es el segundo caso de este tipo que ven en nueve años. Es una enfermedad nueva y poco frecuente. Pero en el Garrahan no se asustan. Estudian, investigan, se forman. Una jefa médica me dijo una frase que no voy a olvidar jamás: ‘Para nosotros es raro, pero para ustedes es el 100%. Y lo vamos a estudiar con eso en mente’”.

Luciana remarcó que le dio tranquilidad “estar en las manos” de personas que, además de tratar a su hija, estaban “haciendo ciencia, generando conocimiento” para que si más adelante llega otro paciente con la misma enfermedad, “ya esté el antecedente de nuestra hija” y exista la experiencia previa de un tratamiento.

Por esa atención, escucha, cuidado y contención, Luciana y su familia solo tienen palabras de agradecimiento para con el Garrahan y sus trabajadores. “Es un espacio sumamente valioso para la salud de las infancias no solo en Buenos Aires sino a lo largo de todo el país”, agregó y comentó que, cuando estalló el conflicto, aún estando a más de 400 kilómetros, sintió la necesidad de estar y apoyar al personal.


| “Soy Garrahan”, una red nacional |

A la par de que el conflicto con el Gobierno nacional se encrudecía puertas adentro -y afuera- del Garrahan y muchos veían con alarma a través de los medios lo que sucedía, un grupo de madres autoconvocadas de Buenos Aires comenzó a organizarse para acompañar los reclamos. Así nació “Soy Garrahan”, un colectivo que no tardó en sumar a familias de distintas provincias.

Luciana encontró el espacio casi por casualidad, a través de un código QR publicado en redes. “Yo desde Mar del Plata me sentía muy impotente porque no podía participar de una movilización. No sabía qué hacer, cómo ayudar, cómo decir que en el Garrahan te atiende de maravillas, que lo necesitamos, que nadie sobra”, dijo.

Así llegó a un grupo de WhatsApp donde se conectó con mamás de CABA, Salta, Entre Ríos y otros tantos lugares. Había un mismo sentir en esos mensajes a la distancia. “Se creó un colectivo de mamás y papás que aportamos nuestra voz para apoyar el reclamo de los trabajadores. Queremos que sepan que los necesitamos”, contó.

Desde “Soy Garrahan”, a través de su cuenta de Instagram, las familias impulsan acciones de difusión, recolección de firmas y otras formas de expresar acompañamiento.

En ese sentido, convocan a participar este 31 de julio de la jornada nacional “Agosto por el Hospital Garrahan y las Infancias”, que tendrá su epicentro en una caminata con velas por la avenida Corrientes de Capital Federal, a partir de las 18. Allí habrá artistas, familias, médicos y una vigilia encendida en defensa de un hospital que cuida a miles de niñas y niños de todo el país. A la distancia, el apoyo será virtual.

“Quienes no podemos viajar, vamos a participar desde nuestras casas, subiendo una foto (piden tapar la cara de los menores) con una velita, un testimonio, algo que ayude a que se escuche el mensaje. Queremos que se vea que esta lucha es nacional. Que el Garrahan no es solo de Buenos Aires. Es de todas las infancias argentinas”, explicó Luciana.

Además, el 2 de agosto se convocará a un Cabildo Abierto Nacional para coordinar nuevas acciones de visualización, entre ellas la posibilidad de un paro nacional de salud.

La historia de esta mamá de Mar del Plata su hija de casi 5 años es solo una de las tantas que se cuentan desde “Soy Garrahan”. Hay pacientes oncológicos, trasplantados, con síndromes genéticos, enfermedades raras o accidentes severos. Muchos encuentran en el hospital un lugar donde ser escuchados, diagnosticados y tratados. Muchas veces, después de años de deambular por otros centros.

Familias enteras, como la de Luciana, se movilizan con testimonios, hashtags o cartas abiertas para defender a esta institución en conflicto que, como ella mismo dijo, “todos necesitamos, aunque quizás tengas la suerte de nunca ir; pero como sociedad, es vital que esté, el Garrahan no se toca“, subrayó.

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